martes, 16 de febrero de 2010

Texto: "MEMORIA DE LA BALDOSA"

Este Texto lo elaboró el compañero José, integrante de "Pompeya no olvida" y leído por primera vez, por Inés, en el acto de la colocación de la baldosa en la "Plaza de la Memoria"en diciembre 2009

“MEMORIA DE BALDOSA

Hace 35 años estoy clavada, estática. Para una baldosa es mucho tiempo pero no me quejo, las baldosas tenemos un “don” que el hombre no tiene: ¡MEMORIA!
Para ellos tarde o temprano todo es olvido, para nosotras cada paso, cada pisada nos da sensaciones diferentes.
Todavía me acuerdo como si fuera hoy cuando Omar con pisada fuerte, hizo con tanta dedicación la mezcla que me aferro a este suelo.
Hoy no es tan fuerte, transcurrieron mucho tiempo, arrastra el paso, pero va contento con sus dos nietos. Ya reconozco el andar de esos chiquilines.
Memoria de baldosa como decimos entre nosotras. Reconozco el paso de Daniel cuando todos los días muy temprano abre su puesto de diario. El andar de Mario que con paso ligero se dirige a su casa llevando en el bolsillo golosinas para su hijo, ya que cobro de la quincena trabajada. Paso que comienza a cambiar al transcurrir los días del mes y no sabe como pagar las cuentas.
Maria la de enfrente hace 30 años atrás pasaba altiva, orgullosa al llevar a sus hijos al colegio, ahora cada tanto me moja con una lagrima. Sus hijos se fueron muy lejos pero si volvieran podrían reconocer sus pasos al instante.
Las baldosas podemos recordar todo y sentir lo bueno, lo malo de cada pisada.
A veces no quisiera tener memoria de baldosa, me acuerdo de Juan, vivía ahí nomás, a unos metros. Pasaba a la mañana apurado al trabajo, cuantas veces se cayeron los libros sobre mi. En cada oportunidad que pasaba sobre mi sentía todos sus sueños, estaba tan lleno de vida, que yo por un instante dejaba de ser baldosa para ser pájaro.
Lo esperaba a la noche, también su madre.
La misma sensación se repetía, dejaba mi destino de baldosa, para convertirme en pájaro.
Algunos días al pasar me embarraba, me enojaba y pensaba: pendejo sucio. No se lo podía decir por que la baldosas no tenemos voz. La misma voz que me hubiera querido tener para poder mimarlo, cuando me entere que el barro era de un barrio carenciado, al que iba a enseñar a leer y a escribir. Aprendí a querer ese barro que traía Juan en sus zapatos.
Memoria de baldosa que me hace acordar la noche en que dos coches frenaron de golpe y en hilera me pasaron por arriba paso a paso, esos hombres. Temblé, sentí miedo, pensé que era mi último día de baldosa, me había pisado la muerte. Entraron a la casa de Juan, sentí gritos, golpes y se lo llevaron, arrastrándolo. Presintiendo lo peor al pasar sobre mi me toco por primera vez, con la mano. Y sentí entre el dolor que igual me convertía en pájaro.
Después de esa noche todas las pisadas me transmitían lo mismo, temor, desconfianza, como si todos estuviéramos en una cárcel.
La madre de Juan todos jueves a la misma hora con su pañuelo blanco se iba y volvía al atardecer, era el único paso que reflejaba dignidad.
Mi vida de baldosa estaba vacía hasta ayer cuando una pisada de un pibe me hizo sentir todos los sueños de vida, que tenias vos Juan, hasta pensé que era el, mi memoria me señalaba que no.
Entro a la que antes era su casa. Estoy esperando con tanta ansiedad que vuelva esta noche aunque me embarre.
Esta vez lo juro por mi memoria de baldosa, aunque tenga que estallar en mil pedazos, a este pibe no lo lleva nadie. NUNCA MAS LA MUERTE ME ARRANCA LA SENSANCION DE SENTIRME PAJARO.



Escrito por José y leído por Inés.
En el año 2008, en homenaje a Ezequiel Demonty (joven asesinado por policías de la Comisaría 34º, obligandolo a meterse en aguas del Riachuelo en septiembre de 2002) realizamos un mural en el lugar del hecho.
Esta imagen fue realizada por la compañera Dora Vellón integrante de Pompeya no olvida.
En esta ocasión acompañan el Mural : Doly , la mamá de Ezequiel y Luz, quien fue su maestra.
Este acto - homenaje es uno de los tantos que venimos realizando año a año recordandólo y manteniendo viva su memoria .